En esta reveladora conversación, el artista gráfico salvadoreño comparte cómo utiliza el arte como herramienta de resistencia en un entorno hostil hacia el pensamiento disidente. Habla sobre su proceso creativo y su compromiso con la libertad de expresión.
Las creaciones de Temple of Evil circulan ágilmente por todo internet. Se comparten a través de chats de WhatsApp, historias de Instagram y tweets virales. Este artista gráfico salvadoreño se dedica a iluminar las sombras que oscurecen nuestra sociedad. Su obra representa una fusión entre la crítica social y una estética visualmente impactante, logrando no solo capturar la atención del espectador, sino también incitar a una reflexión más profunda.
Aunque Temple of Evil anhela ver sus obras en las calles de San Salvador y otras ciudades del país, reconoce que El Salvador no pasa por el mejor momento para llevar su arte al dominio público. En un entorno donde el pensamiento disidente es constantemente silenciado, el artista defiende con fuerza la importancia de la diversidad de ideas para la construcción de una sociedad más justa.
A través de sus diseños, Temple busca abrir espacios de diálogo y confrontar las realidades que muchos prefieren ignorar. Su profundo vínculo con el arte se remonta a su abuelo y su padre, quienes le legaron una herencia artística y musical que ha moldeado su carrera creativa. El legado de su abuelo se manifiesta en el icónico rótulo del Cine Libertad, creado en 1967 en los Studios Zelioz y que aún adorna la esquina suroriental del Parque Libertad en el Centro Histórico de San Salvador.
En esta conversación, exploramos el arte como una forma de resistencia, reconociéndolo no solo como un medio de autoexpresión, sino también como una poderosa herramienta para cultivar la creatividad y la libertad de pensamiento, desafiando así las estructuras de poder vigentes.
Contanos un poco sobre vos mismo, ¿dónde creciste y qué te llevó al mundo del arte?
Yo nací y crecí aquí en El Salvador, específicamente en San Miguel. Desde muy pequeño me apasionó la música debido a la influencia de mi papá, que fue un rockero clásico de los años 70. Crecí con bandas como Pink Floyd, Led Zeppelin y Jethro Tull, bandas que moldearon mis gustos musicales.
Crecí con esa influencia musical desde muy chico. Me gustaba mucho la música y, en mi adolescencia, estudiando un técnico en sistemas, hubo una materia de diseño orientado a web que básicamente me abrió el interés en todo, comenzando con las tipografías. Luego tuve la oportunidad de graduarme de ese técnico y de entrar a trabajar en una empresa, llamémosla una maquila gráfica, no tanto como una agencia de diseño porque en San Miguel ni siquiera existe la carrera.
Así que el acercamiento al mundo gráfico ha sido de una manera un poco empírica. Obviamente, Internet y los consejos de mis compañeros han ayudado a moldear mis conocimientos en cuanto a eso. Luego, llamar a lo que hago arte es subjetivo. Me gusta más ser llamado diseñador gráfico, porque es lo que soy, diseño gráfico es lo que hago.
¿Qué experiencias personales te llevaron a utilizar el arte gráfico como medio de expresión?
Todo comienza siempre desde la experiencia personal. Es bien curioso, cada ser humano interpreta su realidad y su entorno de una manera diferente. Todo surgió de forma tan natural. En la banda de la cual formo parte, yo hago las letras y las portadas. Mucho antes de que todo mi arte gráfico se hiciera más conocido, yo ya venía expresándome. Es bien sabido que el rock se presta para la protesta, para el llamado de atención, para transmitir un mensaje.
Yo reconozco todo lo bueno que se ha hecho en el país, es innegable. Nos encontramos en un tiempo súper histórico, un tiempo de cambio, pero al mismo tiempo considero que no se puede obviar lo que siempre ha estado ahí, la pobreza y la precariedad. Todo lo que yo manifiesto en mis diseños siempre ha estado ahí. Simplemente que ahora hemos desviado la mirada hacia otras cosas.
No quiero parecer pesimista y es lo que la mayoría de la gente piensa, que en mis diseños solo hay pesimismo, pero dentro de toda esa oscuridad creo que hay oportunidad para hacernos pensar o para construir un criterio. Siento que eso ha sido el referente para hacer todo.
Si queremos ser más específicos y explicar por qué cambié tan radicalmente mi manera de expresarme, podemos decir que algo que me impactó bastante fue cuando se tomaron la Asamblea Legislativa con militares. Estoy en contra de la militarización, siento que un país puede ser funcional sin una fuerza armada para reprimir.
Para mí, ese acto fue una alerta porque me hizo pensar. Yo no sigo ídolos ni ideologías, me declaro agnóstico hasta cierto punto. Me pareció un abuso de poder que no se había dado antes y fue algo que me hizo pensar, "¿qué está pasando?". En 2020 dije: si esto sigue pasando, yo me voy a tener que seguir expresando. Para ese momento surgió un diseño, pero me puse a pensar que si siguen habiendo más abusos de poder, de alguna manera lo voy a denunciar a través de mis diseños.
¿Qué te llevó a decidir mantener tu identidad en secreto y cómo crees que esto influye en tus diseños y en cómo son percibidos por el público?
Fíjate que la percepción es lo más curioso de todo, porque al mantenerse en el anonimato, gozas de ciertas libertades para expresarte. Es curioso porque todos usamos máscaras. Hay una frase de una banda que me gusta, El Cuarteto de Nos, que dice: "Dale una máscara a un hombre y verás quién realmente es." Siento que es importante en mi caso porque el anonimato me da la libertad de no exponerme.
Mi miedo a exponerme no es tanto al gobierno, sino a los seguidores de la gente en el poder, los fanáticos. Soy una persona con siete mil seguidores, es imposible que genere cosquillas o sea una influencia hasta cierto punto. Incluso en Twitter son como dos mil seguidores. No quiero ser un meme y que la gente piense que mi contenido es “shitpost”.
El anonimato también ayuda a que las personas piensen que no soy solo una persona. Muchos piensan que Temple of Evil es un colectivo y hasta cierto punto tienen razón, porque me nutro de mi entorno. Todos son parte importante de lo que me ayuda a hacer mis diseños.
¿De qué manera el clima político y social del país influye en tu proceso creativo y en las decisiones que tomás respecto a tus diseños?
Fíjate que yo busco hasta cierto punto subirme en la ola cuando un tema es viral. Dentro del marketing, eso te ayuda a tener más visualizaciones y más alcance. Siento que eso ha jugado un papel clave para que los diseños se hagan virales. Es curioso lo que el internet te puede mostrar, dependiendo de tu feed personalizado, tus gustos, tus opiniones, cierta información que el algoritmo consigue de vos.
Yo tengo dos cuentas, una donde está lo más cercano a mí y otra cuenta que es todo lo contrario, donde puedo ver un panorama ajeno a mí. Cuando mezclo esas dos cosas, busco darle un contexto a través de mis diseños.
Para darte un ejemplo. Cuando hice un diseño del logo del ISSS (Instituto Salvadoreño del Seguro Social), en su momento quería hacer algo distinto, pero no había un contexto adecuado. Lastimosamente, el contexto fue algo complicado y trágico, cuando unas doctoras se quejaron en Twitter por los sucesos trágicos en un partido del Alianza en el Estadio Cuscatlán, luego las denunciaron y las suspendieron. Esperé unos días para expresar mi punto de vista y esa ilustración se hizo viral. La mayoría de mis diseños, si se publican en el momento adecuado, generan un impacto más fuerte.
¿Existe algún desafío como artista que trabaja en un entorno de características represivas y autoritarias?
Pues son varios desafíos porque siento que no soy el único, pero sí siento una pequeña soledad. Como artista y diseñador, he logrado tener una pequeña comunidad y sentir ese apoyo. Pero los retos, obviamente, son grandes. Yo quisiera poder hacer cosas como “paste up”, pegar mi arte en la calle, pero siempre bajo otro contexto no político. Siento que manifestarme físicamente, más que en redes, es lo que quisiera lograr y no ser estigmatizado solo porque pienso diferente.
Todos siempre hemos pensado diferente; la única diferencia en este punto histórico del país es que ahora no queremos escuchar sobre todo lo malo que aún existe. No es que la realidad haya desaparecido con las luces LED y Miss Universo. Existen precariedades. Gracias a mis diseños, he podido conversar con personas que se han acercado pidiéndome difundir algo que les interesa, como los desplazamientos forzados de personas indígenas y comunidades súper precarias. He escuchado anécdotas súper crudas.
Me invitaron a un evento de Cristosal donde presentaron informes sobre torturas. Yo creo que existen las torturas en este país. Como diseñador y persona que se expresa y quiere expresarse, no puedo dejar de lado estos temas. Es un desafío ser empático porque, si no lográs controlarlo, te daña emocionalmente. Toda esta catarsis es lo que me hace seguir expresándome, por más difícil que sea, por más que a veces sean temas de los que no quiera hablar.
En este contexto, ¿cómo definís la libertad de expresión y cuál es su importancia para vos?
La libertad de expresión para mí significa poder sentirte en tu pleno derecho de expresar lo que hay en tu cabeza, independientemente. Está de más ponernos a hablar de lo que nos divide, es lo más fácil. Nos dividen las religiones, nos puede dividir hasta un partido de fútbol, ni digamos un partido político.
Es bien complicado sentirse libre en un país como el nuestro. Es difícil. Yo vivo con el privilegio de poder expresarme bajo el anonimato. Pero imagina ser una persona que no es reconocida por el Estado. No sé cómo cada uno se siente por dentro, pero imagina las personas que por dentro no se sienten como son por fuera y quisieran que los demás vieran su interior más que el físico. Es un dilema bastante complicado.
Dentro de la comunidad LGBT, aunque no soy parte de la comunidad, tengo amigos y familiares que sí. Ellos jamás van a poder tener libertad, por ende yo jamás voy a poder sentir también que la tengo porque si ellos no la tienen, mucho menos yo. Si ellos no se pueden sentir bien en donde habitan, no hay libertad. La libertad es ese objetivo de poder ser y sentir sin que nadie te reprima de ninguna forma. Ese es el punto al que siento que debemos llegar como personas, como humanos.
¿Cuál es tu relación con la comunidad artística y activista en El Salvador y cómo te han apoyado en tu trabajo?
Pues, son opiniones divididas. A primera vista, en mis redes sociales se puede decir que mi perfil es de oposición al gobierno. Entonces, me tildan de ser un pandillero, un terrorista, un activista político. No es así. Todo creció en Instagram. En Instagram están los artistas; en Twitter, las personas que dan sus opiniones. La comunidad de artistas, ilustradores, grafiteros, tatuadores me ha dado un gran recibimiento. Han compartido mi trabajo personas bastante talentosas y me siento orgulloso de que les guste mi contenido. Dentro de ese círculo de artistas hay apoyo, pero siempre cada quien está en su derecho de opinar diferente.
¿Qué papel crees que desempeña el diseño y el arte como forma de resistencia y denuncia en una sociedad donde la libertad de expresión vive constantemente amenazada?
Juega un rol importante porque más allá de lo que uno pueda decir, es lo visual. El poder transmitir una imagen puede generar conciencia. El diseño y el arte pueden subvertir las mentes porque te pueden hacer pensar, aunque sea por un momento te hacen salir de tu burbuja y generar empatía.
En mi caso, jugar con logos y reinterpretarlos es interesante. El consumo y las marcas están siempre presentes. Escuché en algún lugar que nuestros padres se criaron por la televisión, nosotros por las computadoras, y las futuras generaciones por el marketing. Eso me ha ayudado a transmitir el mensaje de una mejor manera. Otros pueden expresarse a su modo, y eso es importante porque si alguien lo hace, puede inspirar a otros a expresarse de esta manera. Lo ideal sería que todos pudiéramos hacerlo.
¿Cómo manejas los temores y las posibles repercusiones que podrías enfrentar debido a tu trabajo?
Dejando de pensar en eso. Si lo voy a hacer, lo voy a hacer. He tenido bastantes miedos y hasta momentos de pequeñas paranoias. Yo sé que lo que hago no es malo, pero es mal visto en el contexto en el que estamos viviendo. Es mal visto porque me expreso de una forma que no es aceptada. Las figuras de autoridad que ahora controlan este país no aceptan críticas.
Estoy acostumbrado a los insultos en redes sociales. La gente me insulta todos los días y no sé si eso alimenta mi sesgo, pero me tranquiliza saber que mi contenido ayuda a otras personas a expresarse. Mis piezas les explota la burbuja a las personas y los hace pensar por un momento. Tal vez yo no vaya a cambiar vidas con lo que hago, pero me tranquiliza saber que ayudo a otros a expresarse cuando ellos no pueden hacerlo con sus propias palabras.
¿Cuál es tu visión del futuro de El Salvador y cómo crees que el arte y la expresión creativa pueden contribuir a construir una sociedad más justa y libre?
Puede sonar idealista o muy fantasioso, pero por más que yo ocupe la frase "Hell Salvador" en mis trabajos, es bien tonto pensar que quiero lo peor para el lugar en el que vivo. Si no me gustara, ya me hubiera ido. Lo que hago es más bien probar hasta dónde puede llegar una idea. El arte y la expresión creativa son importantes para generar conciencia y lograr tal vez una sociedad más igualitaria, aunque está bien alejado de la realidad y no quiero sonar pesimista.
Hay una frase que siempre me gusta y quizás en algún momento la ocupe en alguna pieza y es: "Solo el arte podrá salvarte", me gusta que rime. Me pongo a pensar que si tenemos el respaldo de otras personas, en esos momentos en los que nos sentimos más reprimidos. Si se encuentra la unidad de todos los artistas se va a extinguir el miedo, pero antes alguien tiene que dar ese primer paso.
Yo había sido renuente a ser parte de un colectivo, pero hace poco dejé mis sesgos a un lado y se me presentó la oportunidad de unirme a un colectivo llamado Sin Bozal, con una narrativa que se apega bastante a lo que soy. Ellos se nutren de todas las ideologías y de todos lados. En su mayoría son personas que han tenido un pasado con el activismo y más apegado a la izquierda. Con lo que disentimos, aprendemos. Es una plataforma donde otros artistas, desde el anonimato o no, pueden expresarse. Sin Bozal combina todo lo que me gusta, hay música, hay arte, hay ganas de expresarse. Queremos ayudar a otros a expresarse y perder el miedo. Es importante para lograr la libertad que anhelamos.
Para terminar. ¿Podrías compartir un mensaje para otros artistas que se enfrentan a circunstancias similares en entornos represivos?
Es difícil solo decirle a la gente que "pierdan el miedo". Cada quien tiene su realidad y privilegios. Si yo he llegado hasta aquí, ha sido por el apoyo y la red que me han ayudado. En redes sociales e internet existe una unión. En este tiempo que vivimos se ve que las redes sociales seguirán jugando el papel más importante. Es importante buscar a personas que se sientan igual. Ese apoyo nos ayuda a sentirnos más seguros al expresar nuestras ideas. Estoy dispuesto a ayudar a quienes me busquen. Es importante que todos podamos tener a alguien a quien recurrir cuando sentimos que no podemos lograrlo por nuestra cuenta. Perder el miedo es esencial para lograr la libertad que queremos.